jueves, 27 de marzo de 2008

Productos frescos









Las anteriores imágenes las tomé el pasado domingo en un mercado en el barrio chino de Kuala Lumpur. Me sorprendió comprobar lo verdaderamente frescos que eran los productos que se ofrecían, a pesar de la evidente falta de higiene del lugar. Tan frescos eran dichos alimentos que incluso los podías elegir vivos, y verlos morir al instante. En el caso de las aves, tras ser dacapitadas a cuchillo, desplumadas y despellejadas en el vivo y en directo para reencarnarse con un poco de suerte en un pollo a la orange. En el caso de los peces, tras ser escogidos a dedo, a palos los mandaban a mejor vida, para después quitarles las escamas y mandarlos al horno. En fin, he de decir en mi contra que no soy vegetariano, es más, disfruto con la carne y más aún con el pescado, pero sinceramente, en este caso hubiera preferido no haber visto nada.

(Fresh products)

The previous images I took them last Sunday inside a market located in the chinese ditrict of Kuala Lumpur. I was surprised by the fact that the products offered there were really fresh, although there was an evident lack hygiene. Even though, you could choose them alive, and seconds later see them killed. The birds, beheaded by knive, plucked and skinned on live to become with luck in some chicken a la orange. The fishes were chosen by finger and then sent them to better life after beaten them up with a stick, then taking the scales off and sending them straight away to the oven. By conclusion, I have to say against me that I´m not veggy, that I enjoy the meat and even more the fish, but to be honest, I wouldn´t mind in this case not to have seen anything.

Kuala Lumpur



El sábado pasado estuve Kuala Lumpur. Nada más entrar en la ciudad de regreso del circuito de Sepang recibí una lluviosa bienvenida, muy agradecida, todo hay que decirlo, tras pasarme el día entero agarrándome una tremenda borrachera solar sentado debajo de una palmera mientras veía pasar bólidos de todos los colores. Después de encontrar alojamiento en un hotel situado en el concurrido y variopinto barrio chino de la capital malaya, me acerqué a ver las Torres “Petronas”, a pesar del mal tiempo. Al enfrentarme a ellas, situando mis pies a unos 452 metros de la cabeza de las gemelas más famosas de Malasia, comprobé in situ la inmensa e inhumana envergadura de estas dos esbeltas hermanas.

La lluvia y la noche caían de la mano, una de manera uniforme, otra a rachas. Después de unos minutos de reflexiva contemplación, decidí refugiarme en el lujoso centro comercial que se sitúa a los pies de las dos torres. Escaparates llenos de moda, lujo, glamour: bolsos, zapatos, trajes, vestidos, relojes, joyas, etc. Exactamente la misma gama de productos y marcas que me habían ofrecido a gritos y con algún que otro agarrón los dependientes de los tenderetes del barrio de mi hotel, haciendo uso, además, de increíbles descuentos “made in China”.

Para ser sincero no fueron ni las torres gemelas, ni las tiendas de lujo, ni los tenderetes callejeros, ni mucho menos los desorbitados descuentos de los ruidosos vendedores lo que más me llamó la atención en mi breve estancia en la ciudad . En realidad fueron las imágenes que tomé en el mercado de comida que me encontré en un callejón a la mañana siguiente lo que me causó mayor impresión, y eso que no es el primero que veo de este estilo por esta parte del mundo, ni será el último. Por algo será que le dedico parte de ésta entrada y también la próxima. Eso sí, sin palabras.


(Kuala Lumpur)

Last Saturday I was in Kuala Lumpur. Just when I was returning from Sepang circuit I received a rainy welcome, very grateful, I must say, beacuse I got really sun-drunk sitting down under a palm tree while I watched pass through all kind of sports cars. After I found accommodation in a hotel located in the middle of the crowded and colourful Chinese district of the Malaysian capital, I went to visit the Petronas Twin Towers, despite the fact of the bad weather. When I faced them, stepping my feet 452 metres under the head of the most famous twin sisters of Malaysia, I check overground the massive and inhuman size of these two slender sisters.

The rain and the night were falling hand to hand, one evenly, the other through patches. After few minutes of reflective staring, I decide to shelter at the luxurious shopping mall situated under the bottom of both towers. Shop windows top-up with fashion, luxury, glamour: bags, shoes, dresses, watches, jewels, etc- Exactly the same range of products and brands as the ones that were offered by shout and with some grasps too to me by the street-stalls assistants of the district of my hotel, using also amazing discounts “made in China”

To be honest weren´t neither the twin towers, nor the luxurious shops or street stalls, not even the exorbitant discounts from the noisy sellers what impressed me the most during my short visit. What I found more impressive were the pics I took in a food market I found in a side street the morning after, even if is not the first and won´t be the last I see in this side of the world. That´s why I write about here, and also in the next, but without words.

jueves, 20 de marzo de 2008

Conversa excepción



En mi casa, desde que era pequeño, los domingos por la mañana la televisión huele a gasolina. El culpable de que esto suceda una y otra vez es mi padre. Culpable pero sin cargos. Si no fuera por su incombustible afición a los deportes de motor, yo ayer no hubiera ido a los karts a hacer un test, como dirían el experto de Antonio Lobato, para irme este fin de semana a Malasia a presenciar el Gran Premio de la Fórmula 1. La principal razón de mi viaje no es ver a Alonso, ni a Raikkonen, ni a Hamilton, ni a ninguno de los demás pilotos. Sé que no les voy a ver, quizá sí a oír, aunque sólo de pasada. La razón que me lleva hasta allí es vivir en directo algo con lo que he crecido y sobre todo con lo que disfrutado desde bien pequeño. En mi casa ha habido desde siempre dos opciones para arrancar un domingo: apretando el acelerador viendo las carreras televisadas con mi padre o bien pisando el freno en directo con mi madre dentro de una iglesia. Y siempre he preferido la opción televisada, hasta hoy, día en que por fin me decido a aventurarme al directo olvidándome de la TV que no del olor a gasolina, valga la paradoja, haciéndolo además en un`país musulmán. Conversa excepción la mía, la verdad.

(Convert exception)

At home, since I was young, Sunday morning the TV always smells like petrol. My dad is always the guilty. Guilty but without charges. If his incombustible hobbie wasn´t the motorsports, yesterday I wouldn´t go to karting to do a test then to go to Malaysia to attend the Formula 1 Grand Prix. The main reason is not Alonso, Raikkonen, Hamilton, nor any other pilot. I know I´m not gonna watch them, perhaps I´ll listen them, although just by the way. The reason that moves me there is to enjoy live soemthing I have grown up with enjoying since I was very little. At my place always there have been two ways to start a Sunday: pressing the accelerator pedal watching the televised races or pressing the brake with my mum live inside a church. And I´ve always preferred the televised option, until today, day that I´m decided to adventure for to go for the live option until today forgetting the TV not the petrol smell, paradoxically in a muslim country. Convert exception mine one, true.

El país de las sonrisas


El primer día que supe que me venía para Tailandia me compré una guía de viajes. Lo normal. No sabía con exactitud qué era lo que me iba a encontrar aquí, ni dónde, ni cómo ni con quién. El caso es que una vez hojeada la guía comprendí que si algo iba a hacer por estas tierras, entre otras cosas, era ejercitar mi sonrisa, un día sí y otro también. No ya porque de por sí no suela hacerlo, ya que esto es algo que he acostumbrado a hacer diariamente desde hace tiempo. Personalmente creo que es algo que se me da bien, y que además, pienso que me sienta mejor. De eso no me cabe la menor duda.

El pasado lunes, después de un fin de semana riendo sin parar en compañía de unos amigos en una isla en el Golfo de Tailandia llamada Koh Samed, desperté y al mirarme al espejo noté sorprendido que mi sonrisa se había borrado de mi cara. Después de una noche en un hospital, el Bumrungrad, con forma de hotel y establecimientos propios de un centro comercial, me encontré a la puerta de un quirófano. Acompañaba a Kiko, un compañero de trabajo, y sobre todo, de aventuras, quien estaba a punto de ser operado en una muñeca tras sufrir un accidente durante la escapada del fin de semana. Por él intenté mantener la sonrisa hasta ese momento, a pesar de lo poco que me agrada entrar en un hospital, consciente de que era lo mejor para los dos, pero al mismo tiempo en que el cirujano me explicaba la operación noté que mi cara se volvía rectangular. De manera equivocada creí que en esas circunstancias ya no era oportuno sonreír. A continuación una enfermera llegó y me demostró que incluso en las situaciones menos agradables y más complicadas de esta vida, lo mejor que uno puede hacer es afrontarlas con una sonrisa en la cara. Es por eso por lo que una vez más, y salvando el típico tópico sobre este risueño país que lo define, soy de la opinión, ahora aún más firme que nunca, que aquí en Tailandia la gente además de saber reír, enseña. Mucho y muy bien.

Aprovecho estas líneas para desearle, ahora que ya está a punto de abandonar el hospital definitivamente, una pronta recuperación, y sobre todo, la mejor de las sonrisas.


(The smiley country)

The first day that I know I was comino to Thailand I bought a travel guide. Normal. I didn´t know exactly what I was gonna find in here, where, how nor even with who. The thing is that after a quick watch of the guide I understood that if I was gonna do something around this land, among other duties, was exercise my smile, one day after the previous one. No because am not use to it, coz this is something that I try to do daily for years. Personally I believe am proficiency at it, moreover, I feel good when I practice it. No doubt about it.

Last Monday, after the whole non-stop-smiling weekend with some friends around an island called Koh Samed, I woke up and when I looked the mirror I realised by surprise that my smile had been erased from my face. After spending the nightat the hospital, Bumrungrad, with hotel shape and shopping centre´s establishments, I found myself in front of an operation room. I was with Kiko, a work colleague, moreover, an adventure one, who was to the point of being operated in his wrist after suffering an accident during the weekend´s escape. Because of him, I tried to keep my smile until that time, despite the fact that I do not stand to enter in a hospital, I was conscious that that was the best for both of us, but at the same time that the surgeon was explaining the operation I noticed that my face was becoming like a square. Wrongly I thought that the circumstances weren´t proper to keep smiling. Just a second after, a nurse came and showed us that in the unpleasant situations or even in the hardest ones, the best thing to face them is keeping our smile in the face. Because of that, in relation with the typical topic of this smiley country that defined it, my opinion, now even stronger than before, is that here in Thailand people know how to smile, teach. Very much and very well.

I want from these lines, now that definitely he´s close to leave the hospital, to wish him the fastest recovery and the very best of the smiles.

lunes, 17 de marzo de 2008

Thaksin Shinawatra



Thaksin Shinawatra, hombre de negocios y político tailandés, es el anterior Primer Ministro de Tailandia, y ex-líder del partido populista Thai Rak Thai (“Los thais aman a los thais”). Ha permanecido exiliado durante los últimos 17 meses hasta el pasado día 28 de Febrero de 2008, día en que regreso a Bangkok. Durante el exilio, residió en Londres y se hizo propietario del equipo de fútbol inglés Manchester City.

Thaksin comenzó su carrera en la policía tailandesa, para después desarrollar una exitosa carrera como empresario, fundando la Shin Corporation y la Advanced Info Service, el mayor operador de teléfonos móviles de Tailandia. Así fue como se convirtió en uno de hombres más ricos del país antes de pasar a dedicarse a la política, momento en el que decidió junto a toda su familia deshacerse de todas las acciones de Shin Corporation. Después, fue elegido Primer Ministro de Tailandia. Esas elecciones de 2001 fueron calificadas por los observadores como las más limpias de la historia de Tailandia.

La política de Thaksin en materia de economía, salud pública, educación, energía, drogas y relaciones internacionales y sobre todo su curiosa habilidad para aglutinar pequeños partidos políticos de muy diversa procedencia ideológica hicieron que fuera el primer Jefe de Gobierno tailandés en ser reelegido en 2005. A lo largo de este periodo, demostró poco interés por los procesos democráticos dada su mayoría absoluta en el Congreso, lo cual le permitía el lujo de no participar en la mayoría de los debates. En una entrevista llegó a decir que la democracia era una simple herramienta para conseguir otro tipo de objetivos.

Por este motivo, sus dos legislaturas se han visto ensombrecidas por la corrupción, por políticas dictatoriales, demagogia, traición, conflictos de interés, actuaciones poco diplomáticas, evasión de impuestos, uso de vacíos legales y una continúa hostilidad hacia la libertad de prensa. Fue acusado, además, de alta traición, al vender activos nacionales a inversores extranjeros. Organismos independientes, incluida Amnistía Internacional, también ha expresado su preocupación por el constante incumplimiento de los derechos humanos durante los mandatos de Thaksin. El Observatorio sobre Derechos Humanos describe a Thaksin como “un abusador de los derechos humanos de la peor clase”, alegando supresión a los medios de comunicación contrarios a su política y determinadas actuaciones extrajudiciales, como su “Guerra contra las drogas” en 2003, un período de 90 días donde trató de limpiar Tailandia de todo tipo de drogas, matando en nombre de la ley y el orden público a más de 2.000 traficantes. El resultado, 5 años después, una subida en los precios. También diversos ataques contra Sondhi Limthongkul y su partido Alianza Popular para la Democracia destruyó su nombre y su reputación.

El 19 de Setiembre de 2006, una junta militar conocida como el Consejo de Seguridad Nacional (CNS) derrocó a su Gobierno en un golpe de estado sin sangre mientras se encontraba en un encuentro de la sede de Naciones Unidas en Nueva Cork. Su pasaporte diplomático fue entonces revocado después de que el CNS le acusara de dedicarse a actividades ilícitas y a las Embajadas de Tailandia se les ordenó que no le facilitasen sus viajes. Algunas páginas webs pro-Thaksin fueron clausuradas. Su partido Thai Rak Thai fue disuelto y se prohibió a Thaksin y al ejecutivo del TRT, unos 111 políticos, inmiscuirse en política en los siguientes 5 años. La junta también propuso a un Comité de Examen de Activos para que para que congelase sus cuentas bancarias, reclamando que él se había enriquecido de manera inusual durante el tiempo de su mandato, y demandando que regresase a Tailandia para responder ante dichas acusaciones de corrupción.

El depuesto Primer Ministro regresó a Tailandia después de 17 meses de exilio en el extranjero el 28 de Febrero de este mismo año para defenderse frente a dichas acusaciones. A pesar de que el actual Gobierno ha garantizado su seguridad, el presidente del CNS le ha advertido de que podría ser asesinado en caso de regresar a Tailandia. El caso es que la sociedad tailandesa le ha recibido con división de opiniones. Lo sorprendente, como bien me comentaba un amigo corresponsal de prensa para diversos medios escritos, es que toda esta historia sobre el regreso de esta más que discutible figura fuera de Tailandia no le interesa a nadie, salvo a dos grupos sociales no muy numerosos en este mundo: a los corresponsales de prensa destinados en Asia, y a los aficionados del Manchester City. En fin, ¡el fútbol es así!


(Thaksin Shinawatra)

Thaksin Shinawatra, Thai businessman and politician, is the former Prime Minister of Thailand, and leader of the populist Thai Rak Thai Party (“Thai Love Thai”). He was in exile for 17 months until February 28, 2008, when he returned to Bangkok. During exile, Shinawatra became a resident of London, and owner of the English football club Manchester City.

Thaksin started his career in the Thai police, and later became a successful entrepreneur, establishing Shin Corporation and Advanced Info Service, the largest mobile phone operator in Thailand. He became one of the richest people in Thailand prior to entering politics, although he and his family later sold their shares in Shin Corporation. After, he became Prime Minister of Thailand. At the time, the 2001 election was regarded by observers as the most open, corruption-free election in Thai history.

Thaksin's distinctive economic, public health, education, energy, drugs and international relations, policies and more importantly his ability to buy up smaller political parties from all sides of the political spectrum made him the first elected Prime Minister in Thai history to be re-elected in 2005. Throughout this term he placed low priority to the parliamentary processes because his overwhelming majority in the house allowed him the luxury not to participate in most of the debates. He once said in an interview that democracy was only a tool for his higher aims.

However, his government was frequently challenged with allegations of corruption, dictatorship, demagogy, treason, conflicts of interest, acting undiplomatically, tax evasion, the use of legal loopholes and hostility towards a free press. He was accused of lèse-majesté, selling domestic assets to international investors, and religious desecration. Independent bodies, including Amnesty International, also expressed concern at Thaksin's human rights record. Human Rights Watch described Thaksin as "a human rights abuser of the worst kind", alleging that he participated in media suppression and presided over extrajudicial killings, such as his particular “War on Drugs” in 2003, a 90 day-period of cleaning Thailand from drugs by killing more than 2.000 dealers. The result, 5 years later, just higher prices. Also, a series of attacks by Sondhi Limthongkul and his People's Alliance for Democracy destroyed Thaksin's name and reputation.

On 19 September 2006, a military junta known as the Council for National Security (CNS) overthrew his government in a bloodless coup while he was attending a UN meeting in New York. His diplomatic passport was revoked after the CNS accused him of engaging in illegal activities and Thai embassies were ordered not to facilitate his travels. Some pro-Thaksin websites were also blocked or shut down. A junta-appointed dissolved the Thai Rak Thai party and banned Thaksin and the TRT's executive team of 111 politicians from engaging in politics for 5 years. The junta also appointed an Assets Examination Committee that froze his bank accounts, claiming that he had become unusually wealthy during his term in government, and demanded that he return to Thailand to face charges of corruption.

The deposed Thai Prime Minister returned to Thailand from 17 months of exile abroad on February 28, 2008 to fight corruption charges. Although from the Government his safety is guaranteed, CNS President warned him that he could be assassinated if he returned to Thailand. The Thai society has welcome him but with diverted opinions. What surprise me the most, as one press journalist friend told me, that nobody cares about the story of the return of this more than arguable person out of Thailand, just two reduced social groups all around the world: to the press journalists based around Asia and to the Man City supporters. In conclusion, football is like that!

jueves, 13 de marzo de 2008

Soi Cowboy


Este céntrico Soi decorado con psicodélicos neones de todos los colores y situado a escasos minutos de mi casa lleva el nombre de Cowboy en honor a un ex-combatiente de la Guerra de Vietnam que tuvo la brillante idea de abrir el primer bar de striptease en una calle cercana. Se compone de alrededor de una treintena de locales donde el principal negocio es la carne humana. Aquí no se lleva a cabo ningún tipo de despiece, sino simplemente la selección de las reses, como si de una feria de ganado se tratara, para su posterior consumo y degustación en cualquier hotel de la ciudad. El mercado funciona a un ritmo incesante, día y noche, de lunes a domingo. Y la dinámica es bien simple: papel arrugado a cambio de sexo. Ni más ni menos.

Las imágenes que se pueden recoger a medida que uno cruza de un extremo al otro del callejón se vuelven impactantemente grotescas, sobre todo, a medida que cae el sol. Turistas, hombres de negocio, traficantes de armas, expatriados, pederastas, divorciados, fugitivos e incluso, y no me extrañaría, algún que otro recién casado, además de cualquier otro perfil que uno se pueda imaginar, se reúnen en este putiferio para alegrar la vista y de paso ensuciarla un poco. Mientras cientos de mujeres y unos pocos kathoeys (transexuales en thai) se exhiben en busca de clientes, ante la atenta mirada de los anteriores perfiles disfrazados de voyeurs. El espectáculo no es digno aunque realmente merece la pena. Por hacer un paralelismo para que nos entendamos, el Soi Cowboy es a la londinense Camden High Street lo que el Red Light District amsterdamés a la Quinta Avenida neoyorquina. Un mercado urbano donde ofrecen los mismos producto (o servicio) pero distinto ambiente.

(Soi Cowboy)

This centric Soi decorated with physodelic neons of all kind of colours located just few minutes away from my home, called Cowboy in honour to an ex-fighter coming from the Vietnam War that had the brilliant idea to open the first striptease bar in a street nearby. There are around thirty bars where the main business si the human meat. Here no quartering of the animal is made, just the selection of the heads, such as it were a livestock fair, then to consume or taste in any hotel of the city. The market works in a never-ending rhythm, day and night, from Monday till Sunday. And the dynamic is too simple: crumpled paper for sex. No more, no less.

The pics that you can match while you cross from one side to the other of the street become shockingly grotesque, moreover, when the sun sets. Tourists, executives, weapon traders, expats, pederasts, divorced, fugitives or even, newlyweds, besides any other kind of profile that can be imagined, meet in this whore point to enliven the sight and dirty it a little. At the same time hundreds of women and few kathoeys (transsexuals in Thai) exhibit themselves looking for new customers in front of the previously described profiles dressed like voyeurs. The show is not decent but well, it´s deserving. To make a comparison trying to let you understand what´s Soi Cowboya about I would say is to the Londoner´s Camden High Street market what the Amsterdamer´s Red Light District to the New Yorker´s 5th Avenue. An urban market where the same products (or services) are offered but with a different ambient.

Lamento a propósito de un traficante de armas


El siguiente texto no lo he escrito yo, sino Daniel Iriarte Olalla. Él trabaja como periodista para diversos medios escritos, además de dar clases de español aquí en Bangkok. Y además es bueno. Quiero decir, que aparte de saber de lo que habla y del cómo, es buena persona. O al menos eso pienso yo, tras haber compartido con él alguna que otra andanza por esta delirante ciudad repleta de ángeles, y visto lo visto, también de demonios.

Tras leer el séptimo episodio de sus "Cartas desde el río Kwai", he sentido la necesidad de publicar su texto en mi blog. Obviamente le he pedido permiso, y como no podía ser de otra manera en una persona de su estilo, él muy amablemente me lo ha dado.

Por otro lado, tengo que decir que desde que le capturaron el pasado jueves tenía pensado presentaros el perfil Victor Bout en mi blog, aunque creo, sinceramente, tras leer el suyo con detenimiento, que yo no lo hubiera podido hacer mejor. Es el siguiente:

Han detenido a Victor Bout en un hotel de Bangkok. Ni que decir tiene que esta historia me la pone bastante dura: un súper-traficante de armas (al que hace años que le sigo la pista, por mera curiosidad: hasta he escrito sobre él en La Clave) capturado en la ciudad del Sudesde Asiático en la que resido...

Sucede que hace pocas semanas que vi, también en Bangkok, "The Lord of War", la película que presuntamente se basa en la vida de Bout. Y aunque este gran cabrón está sin duda mejor entre rejas, no quería dejar de dedicarle unas líneas. Por la leyenda.

La acusación internacional que en 2003 hizo famoso a Bout le describía así: "Hombre de negocios, comerciante y transportista de armas y piedras preciosas. Traficante de armas en contravención de la resolución 1343 de las Naciones Unidas. Apoyó al régimen del expresidente Charles Taylor en su esfuerzo por desestabilizar Sierra Leona y obtener acceso ilícito a [minas de] diamantes". Además de Taylor, que ahora enfrenta un juicio internacional, fue amigo personal del afgano Massoud, del angoleño Savimbi o del zaireño Mobutu (a quien ayudó a escapar del país tras el triunfo de Laurent Kabila). Habla seis idiomas con fluidez, la mayoría de los cuales los aprendió "viajando", según dice.

Vástago de una familia rusa en Tayikistán, ávido lector de los clásicos rusos (¿y acaso no es la suya una tragedia dostoievskiana?), estudió en el Instituto Militar Soviético para lenguas extranjeras, y después se graduó en economía. Sirvió en la aviación militar soviética, y fue destinado a Mozambique durante los dos últimos años de la guerra civil, y después a Angola. Cuando la URSS se disolvió en 1991, Bout tenía 24 años.

Poco después hizo su primer gran negocio: compró tres cargueros Antonov por 120.000 dólares, e inició una línea de transporte de largo recorrido desde Moscú. Al año siguiente se trasladó a los Emiratos Árabes Unidos, y en pocos años la suya ya era la primera compañía aérea del país. Importaba gladiolos de Sudáfrica por 2 dólares y los vendía a 100. "Mejor que imprimir dinero", según su asistente personal, el sirio-americano Richard Chichakli.

Y en el emirato de Sharjah, descubrió que desde allí podía volar a sitios como la República Centroafricana o Liberia sin que nadie le hiciese preguntas. Y decidió llevar a África lo que África pedía en ese momento. No eran gladiolos.

Entró en contacto con los traficantes de armas Alexander Islamov y Leonid Minid, y les ofreció sus aviones para llevar su producto a donde necesitaran. "No es asunto mío qué hay en la carga", decía en aquella época. Pero no tardó mucho en darse cuenta de que el verdadero negocio lo hacían los que sí sabían qué había en los containers, y decidió realizar sus propios envíos, controlando todas las fases del proceso.

A partir de ese momento, Bout vendió armas en Somalia, Sierra Leona, Congo, Liberia, Colombia, Irak, Afganistán, a todo aquel que pudiese pagarlas, incluyendo a Al Qaeda, según la revista Time. Se cuenta -en un episodio que ya es parte del folclore de los traficantes de armas- que en 1995 uno de los envíos de Bout a Afganistán (que estaba armando a las tropas de Rabbani y Massoud) fue capturado por los talibanes, que retuvieron a la tripulación en Kandahar durante casi un año. Hasta que un día, los pilotos -hombres duros como el acero estalinista- redujeron a sus captores, atravesaron el aeropuerto hasta el avión de Bout, despegaron bajo un intenso fuego antiaéreo y consiguieron regresar a Sharjah. Pero, al parecer, la realidad es algo más compleja: los pilotos habrían sido rescatados por la inteligencia rusa, que utilizaba a Bout para armar a la Alianza del Norte contra los "Freedom Fighters" devenidos en talibanes (y en aquella época todavía aliados de los EE.UU., recordemos).

Los aviones de Bout también transportaron cascos azules a Somalia y Timor Oriental, y a paracaidistas franceses durante el genocidio de Ruanda, porque sus tarifas eran muy competitivas. Durante la llamada "guerra mundial africana" (los conflictos del África central en los que cada país intervino a placer en el estado vecino), el nombre de Bout empezó a sonar insistentemente entre mercenarios, fuerzas de pacificación y combatientes irregulares. Los periodistas empezaron a preguntarse quién era ese misterioso "hombre de negocios ruso" que volaba en sus Ilyushin (aviones capaces de aterrizar en casi cualquier parte) y del que todo el mundo hablaba. Pagaba 10.000 dólares por viaje a sus pilotos, quienes a menudo tenían que aterrizar en pistas de tierra bajo fuego intenso. Para 2000, era imposible ignorar la importancia de Bout. "Se había convertido en el McDonalds del tráfico de armas", afirma Alex Vines, de Amnistía Internacional.

Fascinado por su propia leyenda, a veces -muy pocas- concedía alguna entrevista para puntualizar algún dato, como su supuesta pertenencia al KGB, que desmintió. Y llegó el 11-S: "Un día me desperté y era el segundo después de Osama", explicaba Bout. Como en la película, en la vida real también tenía su némesis: el investigador belga Johan Peleman, quien proveyó a las Naciones Unidas de la mayor parte de la información disponible sobre Bout. Pero a pesar de pender sobre él una orden de busca y captura internacional, habiendo sido perseguido por la administración Clinton y las autoridades belgas y calificado públicamente de "Mercader de la Muerte" por el primer ministro británico Peter Hain, Bout residía tranquila, aunque secretamente, en Moscú, al parecer tolerado, si no protegido, por un gobierno Putin a quien le era más útil un Bout suelto y operando fuera del país que uno capturado en Rusia y reclamado internacionalmente.

"La muerte no tiene que ver con las armas. Tiene que ver con los hombres que las usan", afirmó en una ocasión. Lo que Bout evitaba comentar era que muchos de esos países en los que negociaba estaban bajo un embargo de Naciones Unidas, lo que convertía su negocio en ilegal.

El pasado jueves, a los 40 años, Bout fue capturado en un hotel de Bangkok mientras negociaba una venta de armas a las FARC.

Así que, perdonadme, pero ese lamento al que hace referencia el título no es por los huesos de Bout, a quien, opino, le sentaría estupendamente una bala entre ceja y ceja. Es por todos aquellos que se mataron con las armas que Bout llevó a África, a Afganistán, a todos esos lugares malditos de estos últimos años. Quizá pocas de esas personas fuesen verdaderamente inocentes. Pero sigue siendo una historia triste.

Sí, es cierto: si no fuese Bout, habría sido otro el que hubiera puesto el fusil en sus manos. Pero fue Bout.

martes, 11 de marzo de 2008

Insectos




Ya he comentado varias veces la cantidad y variedad de puestos que uno puede encontrar a lo algo y ancho de esta laberíntica ciudad. Son infinitos, ni uno más ni uno menos. En este rastro urbano, uno se puede encontrar de todo, a cualquier hora y a cualquier precio. La diferencia con respecto a otros rastros que he visitado con anterioridad es que aquí éste no se sitúa en un lugar concreto, sino que se mueve sobre ruedas. Lo mismo te encuentras un puesto en medio de un parque vendiendo fruta fresca que otro cargado de refrescos esperando a que el semáforo se ponga en verde.

De todos los puestos que he visto hasta el momento, el de la foto es uno que atrapó mi vista nada más verlo. En él se exponen todo tipo de insectos, desde escorpiones hasta saltamontes, de cucarachas a gusanos. Todos ellos se sirven vaporizados y aliñados con un baño de spray que quiero pensar es el secreto culinario, y no el insecticida utilizado para capturarlos y después venderlos. Como decía, lo que no tenía tan claro cuando lo descubrí fue si, al igual que mi vista, mi gusto se sentiría seducido de igual manera.

Pues bien, ahora ya puedo asegurar que una vez más, que en esta vida nada es como parece ni sabe como pensamos. De la selección obvié las cucarachas, tanto las grandes como las pequeñas, y descarté los escorpiones, a pesar de no tener tan mala pinta. Me decanté, definitivamente, por los saltamontes, por resultarme un bicho gracioso, ligero y saltarín, y por los gusanitos, quizá en un esfuerzo por retroceder en el tiempo. Tras degustar los primeros, previamente pelados a la manera de una gamba según instrucciones de una amable lugareña, comprobé como a pesar de estar demasiado hechos, conservaban un sabor a mar, que no a marisco. Lo que si me sorprendió fue el tema de las gambitas, quiero decir, de los gusanitos. El sabor, muy similar, la textura también. Creo que algún día, cuando la gamba desaparezca o mi vista se difumine, pensaré en utilizarlos ya no solo para retroceder sino también para avanzar en el tiempo.


(Bugs)

I´ve talked few times about the variety and quantity of stalls that can be found around this labyrinthical city. Inside this urban flea market, oneself can find everything, everytime and at every price. The difference with other markets that I´ve visited before is that in here there´s no exact location, so that it wheeled-moved. The stalls can be located in the middle of a park selling fresh fruit or fully-loaded with soft drinks while it´s waiting fro the green light.

From all the stalls I´ve seen until now, the one showed in the pic is the most eye-catching. It´s exhibited all kind of insects, from scorpions to grasshoppers, from cockroachs to worms. All of them are served steamed and sprayed with a dressing that could be the culinary secret, I wouldn´t think whether it´s the same spray they use to catch them before selling them. As I said, I hadn´t so clear when I discovered it if, as well as my sight, my taste would feel seduced too.

Now, I can confirm that once again, in this life nothing is like it seems, nor tastes like we think. From the selection, I reject the cockroachs, both big and small ones, and ruled out the scorpions, although they didn´t look so bad. Definitely, I went for the grasshoppers, because they look funny, light and jumping bug, and for the little worms, perhaps trying to go back through the time. After tasting the first class, previously peeled as they were prawns as a kind local taught us, I checked athough they were very well down, they kept a sea flavour, not seafood one. What really surprised me was the taste of the prawns, sorry, the worms. It´s very similar, both taste and texture. I think one day, when the prawns disappear or mi sight blur, that day I´ll think about using them not only to go backwards but to go onwards through the time.

domingo, 2 de marzo de 2008

Muay Thai



El sábado pasado me fui a presenciar una velada de muay-thai en el Lumphini Boxing Stadium de Bangkok en compañía de una amiga tailandesa. Tenía ganas de ver en vivo y en directo esta especialidad, sobre todo, para experimentar in situ una de las aficiones mundialmente conocidas de Tailandia, para comprobar el ambiente que se respira alrededor de un cuadrilátero, y ya de paso, para analizar hasta que punto un boxeador es capaz de liarse a codazos y rodillazos, además de a patadas y puñetazos, sin perder la cabeza.

Nada más entrar en el estadio, un lugar con cierto encanto decadente, con ventiladores girando al ritmo de una música hipnótica, desenfrenada, que únicamente se detuvo ante el ya habitual himno nacional (y la correspondiente puesta en pié de todos y cada uno de los seres vivos, incluidos los que iban con muletas), que te colocaba sin querer más cerca del trance que del ring, me proporcionaron las reglas del violento juego. Resumiendo, el ganador del combate sería aquel luchador que utilizando las armas del muay thai, es decir, puños, codos, rodillas y pies, consiguiese debilitar o dañar en mayor medida a su oponente. Simple. Duro. Claro.

Los combates comenzaban con un ritual previo, una danza ceremonial al ritmo de la música que servía para liberar tensiones y para soltar los músculos, y a la vez, para dar tiempo a los apostantes a decidirse por uno u otro rival. Tras un par de combates de adaptación para mis ojos a semejante violencia, he de decir que el umbral del dolor desciende de manera sustancial con lo que uno termina pensando que los luchadores son, cuando menos, muñecos de goma. Eso hasta que ves a uno desplomarse y te das cuenta que, a pesar de todo, esto de juego no tiene nada. A pesar de las apuestas.

(Muay Thai)

Last Saturday I went to see some Muay-Thai at the Lumphini Boxing Stadium in Bangkok with a thai friend. I wanted to watch live this speciality martial art, mainly, to experiment one of the Thai´s main worldwide well-known hobbies, to check the ambient that is breathed around the ring, and by the way, to analise until which point a boxer is capable to come to blows with elbows, knees, feet and punches, without losing his head.

Just when you enter in the stadium, a place with a decadent charm, with fans spinning with the rhythm of a hypnotic music, frantic, that only stopped before the already usual national anthem (and its corresponding standing-up of every human being, included the ones that were carrying crutches)that takes you nearer to trance than to the ring, I was given the rules of this violent game. In resume, the winner of the combat would be the fighter that using the muay thai weapons, fists, elbows, knees and feet, weaken or damage his opponent more would be the winner. Simple. Hard. Clear.

The fights started with a previous ritual, a ceremonial dance following the rhythm of the music that helped to liberate stress and strech the muscles, and at the same time, to allow betters to choose one of both rivals. After a couple of combats to adapt my eyes for such a massive violence, I must say that the pain´s threshold descends in a sustain way so at the end oneself finishes thinking that fighters are, at least, made of rubber. That´s until you see one falling down suddenly to the floor and you realise that, despite all the facts, this has nothing in common with a game. No matter if there´s any bet, though.

Privilegios



En Tailandia, como en cualquier otro país del mundo, también hay clases, aunque se encuentren bajo tierra. Aquí en el MRT (Mass Rapid Transit), como en cualquier otro subterráneo del mundo, los privilegios son para los mismos grupos sociales que en Londres, en Amsterdam o en Helsinki: para los niñas y niños, siempre y cuando vayan de la mano como buenos amigos; para las embarazadas, no por antojo sino por una razón más que vital; y para los mayores, con bastón recto y espalda doblada.

Hasta aquí, como apuntaba anteriormente, todo igual que en el resto del globo. Ahora bien, dentro de esta clases privilegiadas que se desplaza bajo tierra, se encuentra un llamativo grupo social que demuestra nuevamente la importancia de las creencias en la sociedad thai: son los monjes, de túnica naranja y cabeza pelada. Lo sorprendente, a mi entender, es que la principal razón es más física que espiritual.

Como para muchas otras labores intelectuales, se entiende que uno debe de meditar mejor sentado que de pié. Este argumento acerca de los privilegios de unos y otros coge más peso cuando todas las mañanas me cruzo con uno de ellos que, al igual que el resto de los monjes, recibe diariamente comida de manera solidaria a su paso por la misma acera repleta de puestos por la que me cruzo con él, una mañana sí y otra también. Es ahí cuando me doy cuenta de que estos monjes de verdad sí que son los verdaderos privilegiados, porque sentado y con el estómago lleno, así medito hasta yo.


Privileges

In Thailand, like in any other country in the world, there are also social classes, although they are underground. Here inside the MRT (Mass Rapid Transit), as in any other subway of the world, the privileges go to the same social groups than in London, Amsterdam or Helsinki: girls and boys, just if the go hand to hand like good friends; pregnants, not because their whim but for a more than vital reason, and for the elderly, with straight stick and bent back.

Nothing change so much, as I quoted before, in compare with the rest of the globe. But what´s true is that among these privilege classes that move underground, there´s an eye-catching social group that shows once again the importance of the beliefs in Thai society: these are the monks, with orange tunic and skin head. Surprisingly, in my opinion, is that the main reason is more physical than spiritual.

The same that happens for other intelectual labours, it´s understood that oneself must meditate better sitting down than standing up. This argument about privileges gets more strength every morning when I cross with a monk that, like the rest of the monks, daily receives food as a gesture of solidarity when he walks through the same pavement packed with food stalls where I meet him everyday. That´s when I realise that these monks are true privilege people, because sitting down and with a topped-up stomach, actually am able to meditate too.

Casa de espíritus



Mano a mano con su fé budista, los tailandeses aún conservan creencias animistas. Rituales espirituales son ampliamente practicados y las casas de los espíritus pueden ser contempladas en cualquier esquina de la mayoría de los complejos residenciales y comerciales. Proporcionando un refugio para los espíritus, tanto a los buenos como a los malos, se espera por su parte que protejan casas y edificios de cualquier daño o travesura. Para asegurarse de que los espíritus están contentos se realizan ofrendas diarias de incienso, flores, fruta, refrescos, cerveza, cigarrillos, sushi or arroz blanco. Así cualquiera se enfada, ¿verdad?.

(Spirit houses)

Hand in hand with their Buddhist faith, Thais still hold many animist beliefs. Spirit workship is widely practised and spirit houses can be seen on the corner of most residential and commercial properties. By providing the spirits (good and evil) with shelter, it´s hoped that they will protect houses or buildings from any harm or mischief. To make sure the spirits are kept happy, offerings of incense, flowers, fruit, soft drinks, beer, cigarettes, sushi or plain rice are made everyday. In this way is hard to get angry, isn´t it?.