jueves, 13 de marzo de 2008
Soi Cowboy
Este céntrico Soi decorado con psicodélicos neones de todos los colores y situado a escasos minutos de mi casa lleva el nombre de Cowboy en honor a un ex-combatiente de la Guerra de Vietnam que tuvo la brillante idea de abrir el primer bar de striptease en una calle cercana. Se compone de alrededor de una treintena de locales donde el principal negocio es la carne humana. Aquí no se lleva a cabo ningún tipo de despiece, sino simplemente la selección de las reses, como si de una feria de ganado se tratara, para su posterior consumo y degustación en cualquier hotel de la ciudad. El mercado funciona a un ritmo incesante, día y noche, de lunes a domingo. Y la dinámica es bien simple: papel arrugado a cambio de sexo. Ni más ni menos.
Las imágenes que se pueden recoger a medida que uno cruza de un extremo al otro del callejón se vuelven impactantemente grotescas, sobre todo, a medida que cae el sol. Turistas, hombres de negocio, traficantes de armas, expatriados, pederastas, divorciados, fugitivos e incluso, y no me extrañaría, algún que otro recién casado, además de cualquier otro perfil que uno se pueda imaginar, se reúnen en este putiferio para alegrar la vista y de paso ensuciarla un poco. Mientras cientos de mujeres y unos pocos kathoeys (transexuales en thai) se exhiben en busca de clientes, ante la atenta mirada de los anteriores perfiles disfrazados de voyeurs. El espectáculo no es digno aunque realmente merece la pena. Por hacer un paralelismo para que nos entendamos, el Soi Cowboy es a la londinense Camden High Street lo que el Red Light District amsterdamés a la Quinta Avenida neoyorquina. Un mercado urbano donde ofrecen los mismos producto (o servicio) pero distinto ambiente.
(Soi Cowboy)
This centric Soi decorated with physodelic neons of all kind of colours located just few minutes away from my home, called Cowboy in honour to an ex-fighter coming from the Vietnam War that had the brilliant idea to open the first striptease bar in a street nearby. There are around thirty bars where the main business si the human meat. Here no quartering of the animal is made, just the selection of the heads, such as it were a livestock fair, then to consume or taste in any hotel of the city. The market works in a never-ending rhythm, day and night, from Monday till Sunday. And the dynamic is too simple: crumpled paper for sex. No more, no less.
The pics that you can match while you cross from one side to the other of the street become shockingly grotesque, moreover, when the sun sets. Tourists, executives, weapon traders, expats, pederasts, divorced, fugitives or even, newlyweds, besides any other kind of profile that can be imagined, meet in this whore point to enliven the sight and dirty it a little. At the same time hundreds of women and few kathoeys (transsexuals in Thai) exhibit themselves looking for new customers in front of the previously described profiles dressed like voyeurs. The show is not decent but well, it´s deserving. To make a comparison trying to let you understand what´s Soi Cowboya about I would say is to the Londoner´s Camden High Street market what the Amsterdamer´s Red Light District to the New Yorker´s 5th Avenue. An urban market where the same products (or services) are offered but with a different ambient.
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