La siguiente idea me surgió súbitamente al contemplar a un operario colgado sobre los múltiples cables del tendido eléctrico que adornan mi calle. Y todas las demás. Todas menos una: Wireless Road. Así todo, y a pesar de su explícito nombre, no descarto que en esa calle exista alguno, aunque sea invisible a la vista humana. No es posible imaginar una calle de esta ciudad sin tal enredo.
El operario en cuestión tiraba sobre su espalda un cable más, supongo que con el objetivo de afianzar un poco más si cabe la red eléctrica urbana. La verdad que me dio para pensar un rato acerca de la arquitectura urbana, para profundizar en sus costumbres, y sobre todo para analizar el día a día de sus gentes.
Bangkok, además de otras muchas cosas, es como una tela de araña. A primera vista da la sensación de que aquí no hay quien coño se mueva, de que esto es un verdadero enredo. A primera hora de la mañana, entre las 7 y las 9 de la mañana, mientras la ciudad se despereza y trata de asentar el desayuno, ya sea un curry verde tailandés con pollo, una sopa de fideos picantes o un poco de leche de coco con algún pastel afrutado requetefrito, uno se da cuenta de que al contrario de lo que podría parecer, la población enredada en dicha tela pegajosa logra desplazarse como si cada uno la hubiera diseñado en función de sus propias necesidades. Podría dar la sensación de que aquí todos somos pequeños insectos sin alas, pero sorprendentemente, sucede todo lo contrario.
Moverse por Bangkok es fácil, divertido, excitante. Los medios de transporte son múltiples y además, por suerte, también son baratos. Nunca pensé que alguna vez pudiera identificarme con una araña. Aunque sinceramente no tenga ninguna intención de subirme a hacer equilibrismos como aquel operario, sí que por primera (y última vez) puedo decir que me siento blaugrana.
(Spider cloth)
The following idea emerged suddenly while staring at a electric worker who was hanging over a bunch of electric wires that decorate my street. And all of them, except one: Wireless Road. Despite the fact of its explicit name, I can´t swear that it doesn´t have any, although it could be invisible for the human sight.
The worker was flinging over his back an extra wire, I supposed trying to strengthen the electric urban net. To be honest, that pic made me think about the urban architecture, to deep inside its customs and moreover, to analise the basys of its citizens.
Bangkok, besides too many other things, is like a spider cloth. At first sight, it seems like here there´s no way to move around, that this place is a real mess. Early in the morning, between 7-9am, while the city strechs itself and treats to digest the breakfast, whether it’s a green thai chicken curry, some spicy noodles or a coconut milk with some re-fried fruty sweets, oneself realises the opposite to what it seems beforehand, the mix-up inhabitants inside that sticky cloth are still able to move as everyone have designed depending on their own needs. It would seem that here all of us are small wingless insects, but surprisingly, it just happens the opposite.
Move around Bangkok its easy, funny, exciting. Transports are multiple and, luckily, cheap too. I never think about one day I could identify myself with a spider. Sincerely I have no intention to climb and check my balance like that electric worker, but by the first time in my life (and the last too) I must say I´m feeling blue and red.
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